
La Luna descendía del cielo.
La luna descendía del cielo
como una bella dama
y entrando por mi ventana,
se posaba en mi cama
besos de amor me daba.
Su luz maravillosa
mi habitación inundaba,
roces y cariarías
hasta la madrugada.
Al llegar la aurora
de mi sueño despertaba
asomado a la ventana
guiños y reflejos despedía
en su viaje mi luna plateada.
El sol que te influye vida
el romanticismo obstaculiza
enfrentándote a la vida
a la lucha cotidiana,
rompiendo en mil pedazos
los sueños de un enamorado.
¡Aléjate de mí razón!
¿Por qué me haces sufrir?
prefiero soñar mi sin razón
que vivir condenado
en un mundo sin ilusión.
¡Aléjate sol, deja paso a la luna!
quiero ensoñar que a mi cama vuelve
besándome en la boca, con sus besos de luz,
arrullándome en su cuerpo, jadeante de amor,
y yo, rendido a sus brazos, de este sueño jamás
ya despertar.